En los hogares españoles se tiran a la basura unos 24 millones de kilos de alimentos a la semana según el Informe de Consumo Alimentario 2016 elaborado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.
Una problemática que vivió de cerca Desiree Taboada en su experiencia de más de 10 años en un grupo empresarial de servicios de marketing especializado en consumo masivo, retail y distribución: “En muchas ocasiones, en la industria se desperdiciaban toneladas de productos en perfecto estado porque tenían problemas de empaque o estaban cerca de la fecha de consumo preferente”, explica la emprendedora. De ahí nació la idea de «I am Perfect Food”; una plataforma que busca ayudar a minimizar el desperdicio alimentario en la industria, supermercados y consumidores.
La idea de este supermercado online, que cuenta además de la página web de una app en Google Play, es transformar la comida ‘imperfecta’ en ‘perfecta’ de nuevo, de ahí su nombre. “Recuperamos productos de calidad de la industria y de los supermercados que, o bien tienen imperfecciones en el empaque, se acercan a la fecha de consumo preferente o a la fecha de caducidad o se consideran ‘uglyfood’- con deformaciones o demasiado maduros para su venta- y luego los vendemos con descuentos de hasta el 80%”, comenta Desiree Taboada, fundadora de «I am Perfect Food” .
De esta manera, los consumidores ahorran y la industria deja de perder el dinero de esos alimentos desperdiciados. “Ayudamos a reducir el impacto que genera producir alimentos que van directos a la basura”, asegura la fundadora de «I am Perfect Food», que destaca que su misión es unir a todos los agentes de ecosistema que sea posibles, para trabajar en conjunto para combatir este problema.
El proyecto partió de esta premisa en Lima, con la ayuda de un colaborador para la parte tecnológica. “Cuando pensé en emprender, supe que quería relacionar mi proyecto empresarial con la tecnología por las posibilidades que ofrece”, asegura. Tras validar la idea con profesionales de la alimentación, se unió al proyecto Natalia Escolá como socia y CFO y así se constituyó la compañía en Barcelona. Tras presentar el proyecto en la EADA Business School y validarlo en Lima, la empresa se trasladó finalmente a España.
“Mi mentor, Manuel Marín, y yo valoramos que la mejor opción era empezar en Barcelona: por la cantidad de supermercados y cadenas que existen, por ser una de las principales ciudades de desarrollo de start ups de Europa y por ser un sitio donde ya había vivido antes”, comenta la fundadora de I am Perfect Food». Y es que además, aquí no existen otras empresas similares, aunque sí que empiezan a surgir startups con la misma filosofía de reducir el desperdicio de alimentos. “En Dinamarca y Australia existen supermercados donde se comercializan productos de supermercados e industria, pero son solo áreas físicas. En «I am Perfect Food» hemos optado por utilizar las herramientas que nos ofrece la tecnología para crecer y expandirnos por eso estamos presentes online, a través de la app y la web”, explica la emprendedora.
Imposible sin tecnología
Sin duda, la parte tecnología es “primordial” en el negocio de I’m Perfect Food. Para ello han apostado por el medio online, para el que cuentan con dos plataformas, una de comercio electrónico (página web y app para Android) donde se venden los productos con posibilidad de entrega a domicilio en una zona de Barcelona y Castelldefels, y una herramienta CMS para las empresas. Para asegurarse de que los alimentos no acaban en la basura, también han desarrollado una alerta que se envía al usuario cuando el producto comprado se acerca a su fecha de consumo preferente.
Actualmente la plataforma se encuentra en fase beta: “Hemos buscado la manera de ser muy creativos para poder sacar el máximo provecho a las herramientas que teníamos a nuestro alcance”, comenta Desiree Taboada, aunque son conscientes de que “para la aplicación nativa los retos más grandes están por venir”. El siguiente paso pasa por las redes sociales como herramientas no sólo de promoción, sino también de recogida de datos y conocimiento de otras iniciativas con la misma filosofía que “I am the perfect food”.
La compañía busca ser un punto de unión entre todos los stakeholders del sector “para invitarles a ser parte de la solución y no del problema”. Por eso, entre sus clientes no sólo se encuentra la industria sino también el consumidor final: “familias, personas que viven solas o estudiantes, en general todo aquel que quiera ahorrar dinero, así como las personas conscientes con el planeta, y que ven en nuestro proyecto una forma de evitar que estos productos sean desperdiciados”; además de comedores sociales o de empresas, negocios del sector de la restauración o del catering “que necesitan el producto para consumir en el momento y/o que no les importa que el envase esté abollado”.
De su andadura como emprendedora, Desiree Taboada hace un balance positivo. “Una startup funciona muy diferente a una empresa convencional: hay que romper barreras mentales a la hora de trabajar. Y esto no hubiese sido posible, sin duda, sin el apoyo de gente maravillosa que he encontrado, sobre todo mujeres del mundo del emprendimiento, que han sido no sólo sumamente generosas con compartir sus conocimientos, sino, sobre todo, una genial red de soporte para los momentos más duros”, asegura. La startup es parte de Champions 12.3 de la World Resource Institute y de Save Food de FAO, y cuenta con el apoyo del Centro de Emprendedores de Eada y forma parte del Lab Women’s Challange de Ship2B.
Un consejo para las emprendedoras
“Que se lancen, que lean de tecnología, que no crean que no hay una solución para ciertas cosas y que intenten ver oportunidades donde hay problemas. Lo bueno de los problemas es que generalmente tienen solución y hay que perder el miedo que nos han inculcado a pensar que por ser mujeres no podemos resolverlos. La tecnología no sólo abre puertas, sino también muchas ventanas. Sólo hay que encontrar cuál es la que nos sirve, y si no existe esa ventana ¡hay que crearla!”, remarca Desiree Taboada.
*ACLARACIÓN: la foto de portada corresponde a un supermercado tradicional.