Uno de los temas en los que más insistimos en Gadwoman, y que de hecho es casi nuestra razón de ser, es la popularización de la tecnología entre las mujeres. No porque no la usemos, que lo hacemos y mucho, sino por desmontar el mito de que no queremos saber nada de ella. El concepto, las noticias y las presentaciones, incluso la publicidad, la asocia tradicionalmente a un público masculino, y de ahí no hay quien los saque. Y parece que cuando quieren ir a un público femenino, las marcas sacan un móvil rosa y andando. Ya somos inclusivos.
Bueno, no. Más bien no.
Para nosotras la tecnología es algo natural que está presente en nuestras vidas como mujeres y como miembros de una sociedad civilizada que incluso está debatiendo hasta en qué porcentaje va a desplazar a sus trabajadores por robots.
En este mundo cada vez más digital las mujeres no nos vamos a quedar fuera. Y ahí Gadwoman quiere contribuir a la reflexión informando de lo que ocurre y ayudando a través de secciones como el consultorio o el Fondo de armario, que son nuestros tutoriales sobre cómo resolver problemas.
La educación tiene mucho que decir ahí. Y nuestra esperanza es que las nuevas generaciones hayan superado ya de una vez la falsa creencia de que la tecnología no es para nosotras y que siempre habrá un hombre a quien preguntarle por ella. Por favor…
En este debate, muchos se han preguntado en qué momento se tuerce la cosa. Cuándo las chicas, educadas en la igualdad en otros aspectos, dejan de ver las profesiones tecnológicas como una opción de futuro. Un estudio de Microsoft realizado en 12 países europeos, aunque no en España, concluye que las vocaciones científicas y tecnológicas se tuercen hacia los 15 años, cuando ellas comienzan a fijarse en modelos vitales y a construir su identidad como mujeres adultas.
¿Y por qué? Según el informe, porque no hay modelos. «No podemos esperar hasta las últimas etapas de su formación para despertar el interés de las niñas por la Ciencia y la Tecnología; es necesario actuar también en Educación Primaria y Secundaria para demostrar a las niñas que una carrera en el ámbito del STEM puede ser creativa, interesante e ilusionante”, señala Pilar López, presidenta de Microsoft Ibérica.
Según el estudio, es clave trabajar los modelos de rol, es decir ejemplos de mujeres ingenieras, científicas o programadoras que resulten atractivas como modelos a seguir. Y ahí la familia desempeña un papel importante. Si ven que sus madres se interesan, las niñas se interesaran. Y si lo hacen sus compañeras y amigas, más.
Es necesario:
- Incorporar modelos femeninos, porque tres de cada cuatro niñas piensan en un hombre cuando se les pide que visualicen a una persona que trabaje en el campo de la Ciencia y la Tecnología.
- Reconocer sus habilidades en clase y ante sus compañeros. Cuando los profesores destacan el papel de las mujeres en el campo de la Ciencia y la Tecnología, las niñas se sienten reforzadas en su interés por el STEM.
- Visitas a laboratorios de investigación o empresas del ámbito de la tecnología se revelan como herramientas fundamentales para despertar su interés.
- Reducir el machismo. Las adolescentes interesadas por la Ciencia y la Tecnología están seguras de sus capacidades, pero tienden a evitar ser el foco de atención cuando están en clase y mantienen un perfil bajo en el aula cuando se tratan temas científico-técnicos.
- Las adolescentes no interesadas en los estudios STEM aseguran que su rechazo proviene del hecho de que estas disciplinas ofrecen menos oportunidades de interacción social y de que no estimulan su imaginación.