Ciencia y espías en Salón del Cómic 2015

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David Saltzberg en el Salón del Cómic. Elena Diego Photography
David Saltzberg en el Salón del Cómic. Elena Diego Photography

 

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Este año el Salón del Cómic se vistió con traje espacial, pistola láser en el cinto, la nave espacial preparada en la hangar, nuestro fiel compañero robótico a nuestro lado, desactivando las alarmas para escapar de la nave nodriza alienígena, la chica, a salvo en nuestros brazos, empieza a despertarse. Vía libre, encendemos motores, escudos deflectores activados ¡hiperespacio!

Como habrás adivinado, la ciencia ficción estuvo muy presente este año, pues la fantasía ha sido la temática de este certamen, y dentro de la fantasía, la ciencia y su vínculo a la ciencia ficción han tenido su particular momento de gloria, pues ha contado con personajes como David Saltzberg, profesor de Física y Astronomía en la Universidad de California y asesor científico de la serie The Big Bang Theory. Vamos el que se encarga de que las conversaciones entre los cuatro científicos tengan cierto trasfondo científico real, un añadido que los amantes de la ciencia seguro que saben apreciar. Pero no se vayan todavía, que aún hubo más -como diría Super Ratón-. Mesas redondas con temáticas tan apetecibles como “La observación de la Tierra desde el Espacio”, “La amenaza de los asteroides… ¿y si buscamos una nueva Tierra?”, o mejor aún: “Star Trek y la ciencia” y “Cyrano de Bergerac, Superman y Flash Gordon: Ciencia en la ciencia ficción”. Hubo motivos de sobra para dar rienda suelta a nuestra imaginación y escuchar lo que nos contaron personalidades como Jorge Fuentes, Mánager de la incubadora de la Agencia Espacial Europea en Barcelona o Ignasi Ribas y Josep Maria Trigo-Rodríguez, del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Pero dejémonos de formalidades y vayamos al grano. ¿Qué pudimos ver en esta última edición del Salón?

Imanol Arias es Anacleto. Salón del Cómic. Elena Diego Photography
Imanol Arias es Anacleto. Salón del Cómic. Elena Diego Photography

 

Pues para empezar, el Joker cumple 75 años, junto a The Spirit, del maestro Will Eisner, y el Capitán América. Han sido 75 años de enloquecidas carcajadas, antifaces y pasamontañas con alitas. Y lo celebraron con sendas exposiciones, que se sumaron a la dedicada a Anacleto, el agente secreto más pájaro y sinvergüenza nacido de la mano del inefable Vázquez (vimos cómo le quedaba el traje a Imanol Arias), y a las múltiples obras expuestas del mundo de la ciencia ficción, vamos que había originales para satisfacer al lector más exigente. En cuanto a los autores invitados, me quedo -¡cómo no!- con Milo Manara, seguido muy de cerca de mi vecino, el inconmensurable Francisco Ibáñez, que ha triunfado con su último álbum “El Tesorero” por motivos más que evidentes (la realidad supera a la ficción). Díaz Canales y Guarnido van después, creadores del Philip Marlowe del mundo animal, el gran Blacksad. Y es que aunque su último tomo no está a la altura de los tres primeros, siguen deslumbrando con sus personajes, su manejo del color, la luz y su estilo cinematográfico. Se nota la mano de Disney en su obra, y eso me encanta. David Finch también estuvo presente, con su estilo a medio camino entre la brutalidad de Simon Bisley y el clasicismo de Jim Shooter, sin duda uno de los artistas más actuales del mundo del comic-book americano. Para terminar, otro clásico de la historieta española, Miguelanxelo Prado, un autor que yo creo que está a la misma altura que el desaparecido Moebius, totalmente recomendable para el que no conozca su obra.

Y alejados de las colas de las sesiones de firmas para dar una vuelta por los expositores. Muchas camisetas, gorras, figuritas de Dragonball (como siempre), mucho merchandishing de las grandes series de manga y anime, como One Piece, Bleach, Fate, Dr Slump, Evangelion, Naruto y la incombustible Mazinger Z. También estaban los clásicos expositores de fanzines, otros repletos de cajas con cómics antiguos de segunda mano, desde Roberto, Alcázar y Pedrín hasta primeras ediciones de Tintín y Ásterix, alguno con juegos retro de consolas, y alguna rareza japonesa, aunque este tipo de expositores son más comunes en el Salón del Manga. Mucho cosplay entre los asistentes -con más o menos fortuna, la verdad-, me gustó uno de Ryoga, no era pretencioso, pero a cierta distancia daba mucho el pego. Pero claro no es un cosplay especialmente complicado.

Salón del Cómic. Elena Diego Photography
Salón del Cómic. Elena Diego Photography

También había mucho Star Wars, como ocurre con los años jubilares, este año hay estreno de película de Star Wars, y las hormonas están revueltas entre los jóvenes, y los no tan jóvenes. J.J. Abrams, el hombre con nombre de portaaviones se estrena en el universo de George Lucas con el Episodio VII, y algunos afortunados, aprovechando la coincidencia de la celebración de la Star Wars Celebration en California con el Salón del Cómic fueron invitados a un conocido cine de Barcelona, recogidos en sendos autocares y transportados hasta la sala, donde pudieron presenciar el estreno del segundo tráiler de la película, y es que aunque es sólo un tráiler aún falta mucho para diciembre, y esto va a ser una demencial cuenta atrás, así que, como diría Ned Stark: brace yourselves, la locura de Star Wars is coming. Total, que aprovechamos la coyuntura para hacernos unas cuantas fotos con la Legión 501, y ya que estábamos en la planta de arriba, echarnos unas partidas al Mario Kart y al Splatoon. Además, la Playstation Official League hacía torneo de Mortal Kombat X entre los asistentes, con lo que los aficionados a los videojuegos tuvieron la oportunidad de liberar adrenalina durante toda la duración del Salón.

Y bueno, esa fue más o menos la 33º edición del Salón del Cómic de Barcelona, no pudimos verlo todo, como siempre, pero eso se queda con las ganas de volver el año que viene. Menos mal que a mitad de camino tenemos el Salón del Manga, que como cada año seguro que también bate records. Por nuestra parte estaremos allí, nos despedimos del Salón con una sonrisa ¡nos vemos el año que viene!