Más de 20 millones de usuarios en más de 180 países y casi 200.000 grupos registrados no pueden presentarse como algo nuevo, pero hay mucha gente que todavía no conoce esta fantástica herramienta para conocer a gente con sus mismos intereses. Es Meetup, la mayor plataforma online para montar y participar en grupos de aficionados a un mismo tema en encuentros presenciales. Porque en Meetup se usa internet para lo de siempre: quedar en un sitio concreto.
Meetup no es una red de ligue, aunque la mayoría de sus miembros dice estar ahí para hacer amistades, sino que pretende agrupar a la gente por cosas que compartan, desde la cocina mexicana a navegar en vela, salir al campo, pasear al perro o programar en Java. Lo que quieras. La única restricción es local, porque Meetup intenta organizar a la gente a partir de su lugar de residencia. Es decir, que si buscas Barcelona, solo te mostrará los grupos de tus intereses de Barcelona, o alrededores. Pero si te vas de viaje a París, puedes buscarlos solo allí. No hay problema para cambiar de ciudad.
Todo parte del registro. Te apuntas, das algunos datos personales (los que tú quieras, más allá de nombre, correo y ciudad) y seleccionas tus intereses. La plataforma te presentará cada semana los grupos que van surgiendo sobre esos temas y los que organizan actividades esos días. Y tú haces lo que quieras: apuntarte o pasar de ellos. Si te añades a la comunidad, recibirás la información específica de esos grupo. Ya tienes una lista de planes posibles para esa semana con gente a la que en principio no conoces pero que tiene tantas ganas de conocer a gente como tú.
Para ello puedes enviarte mensajes antes, presentarte, poner tu foto y compartir tus expectativas con la comunidad. Este canal siempre lo tendrás abierto. Y
En Meetup esta actividad es gratis. Solo cobran a la gente que organiza el grupo: una tasa en concepto de promoción y el precio de un anuncio si quieren publicitarlo especialmente.
La idea de Meetup es, según su fundador, Scott Heiferman, «hablar con los vecinos y compartir cosas con ellos». La inspiración para la compañía vino, según ha explicado en varias ocasiones, del espíritu surgido en Nueva York a partir de los atentados del 11 de septiembre del 2002. «Vecinos con los que no te hablabas comenzaron a saludarse y a hacer cosas juntos», recuerda en el blog, antes de explicar que comenzó a echar de menos amigos con quienes compartir cosas.
Ese espíritu colaborativo tan estadounidense –o tan estadounidense en pequeñas poblaciones– ha hecho que en las grandes ciudades los grupos de Meetup estén llenos de extranjeros que ya han usado el servicio en sus países y que lo sienten como una buena manera de conocer gente en una ciudad. Hay grupos más de ocio y otros mucho más profesionales. Los hay incluso que cobran por clases o actividades, como catas de vino o cursos de macramé.