Una de las novedades más sorprendentes de la feria CES que se acaba de celebrar en Las Vegas son los televisores de pantalla curva. Es decir, pantallas que no son planas sino que tienen un ángulo de inclinación por los extremos hacia el usuario de unos centímetros y que intenta ofrecer otra experiencia de visión.
La idea de los fabricantes al presentar televisores de pantalla curva es crear un efecto de inmersión de lo que acontece en la pantalla gracias al sutil efecto de la curvatura de entre 3 y 4 centímetros para un formato de 21:9, casi como el de la pantalla de cine. Algunos, como Samsung, incluso ofrecen una tecnología que quiere simular el 3D sin gafas.
Como suele suceder, esta tecnología se aprecia mejor en tamaños grandes. En CES Samsung, Toshiba, Haier y LG presentaron televisores de 105 pulgadas (2,6 metros en diagonal) en formato 21:9. Pero esto no es lo que llegará a las tiendas europeas, donde un televisor de más de 55 pulgadas ya es difícil de ver. Samsung ya ha anunciado que los venderá en 75, 65 y 55 pulgadas. Y Haier, en 65 y 55 pulgadas.
La curvatura de cuatro centímetros de estas teles está pensada para que sean vista a una distancia de entre tres y cuatro metros para apreciar bien el efecto 3D que requiere de que sea el propio televisor el que la aplique a las imágenes de súper alta definición (4K o UHD).
Y si lo del televisor curvo no lo ves claro, el mismo Samsung se ha inventado un paso intermedio: la tele plegable. Es un televisor que directamente se puede poner curvo cuando se requiera el efecto de 3D que buscan estas pantallas. Y se hace tocando un botón en la propia pantalla que hace que se doblen los laterales.
El invento tiene aún una fecha de salida muy imprecisa, la segunda mitad de este año, y no se sabe si tendrá seguidores entre otros fabricantes o el público le sabrá ver la utilidad. La anterior gran promesa de la industria, el 3D, se ha quedado en los estantes debido al engorro de tener que usar gafas especiales para ver la televisión.