En una casa con productos electrónicos suele haber una preocupación a la hora de limpiar y ordenar el espacio: ¿qué hago con los cables? Como no todo es inalámbrico y todavía hay que ir enchufando cosas a la corriente, a menudo con hilos larguísimos y que se enredan en todas partes se trata de buscar soluciones que quiten problemas y al menos sean estéticas.
Una es CableDrop, una fijación de plástico en forma casi de ventosa que recoge cualquier cable o unos auriculares y la fija a superficies como mesas, ordenadores o estanterías gracias a un potente adhesivo. Los hay de colores como fucsia, verde pistacho, amarillo mostaza, teja, blanco, negro o chocolate y son de la marca Bluelonge. Cuestan unos 3 euros y se pueden comprar en tiendas online.
De la misma empresa, y para cuando el problema es de más envergadura, está Cablebox, uno de esos inventos que no por simples no resultan ingeniosos.
Se trata de una caja rectangular de material plástico ignífugo (resistente al calor) con dos agujeros a cada extremo que condensan todas las bases, transformadores o simplemente excesos de metro de cables, los recoge dentro y los preserva de tirones, polvo o enredos. También es una manera de tener los cables controlados y saber en dónde se pueden apoyar y a qué aparato pertenecen.
Está disponible en blanco, en negro y en azul, y hay tamaños según las necesidades de la casa. Se puede dejar a la vista porque no resulta antiestética y su composición de material plástico la hace resistente a los arañazos o los juegos de las mascotas. Y no deja los enchufes visibles y al alcance de los niños.
Claro que si sois manitas, también podeis fabricaros una base similar con alguna caja interesante para los cables de casa, pero cuidado con los materiales, por si hay chispas.