Snapchat es una aplicación gratuita muy curiosa para iPhone y para Android que permite enviar mensajes de vídeo o foto pero con una singularidad: solo tu administras durante cuánto tiempo lo pueden ver.
La app se basa en la cámara del móvil, y sobre todo en la autofoto. Tú decides lo que quieres enseñar: o una foto tuya o de lo que tienes delante, o un vídeo de unos 10 segundos.
Sobre esto, el editor te permite poner dibujitos, hacer señales, marcar o escribir un mensaje con trazos de colores. Y lo compartes con quien quieras, como si fuera un Whatsapp.
La gran diferencia es que aquí le especificas durante cuánto tiempo podrá conservar el usuario el mensaje. Y cuando caduque, se borrará y no quedará resto ni en el móvil de quien lo recibe ni en los servidores de la compañía. Fin de la historia para todas las partes, menos para tu consumo de datos móviles o de conexión wifi.
De ahí, el logo de la compañía, un simpático fantasma, que aparece y desaparece.
Porque curiosamente, aquí no se puede capturar la pantalla del móvil, como del resto de las aplicaciones. Todo vuela. Esto obviamente tiene un doble filo: por una parte es la gracia de la inmediatez, por otra es imposible guardar registro si hay algún problema o en casos de amenaza. Aunque siempre puedes tomar una foto con otro móvil.
Sin embargo, cada vez que envías un mensaje, el sistema genera puntos, que se van acumulando. Cuentan los mensajes que envías y los que recibes, lo que convierte la aplicación en algo bastante adictivo. Pero cuidado, que deja rastro de a quien le envías los mensajes, porque los puntos no se obtienen igual. A la misma persona cuentan distinto. Y el sistema revela a quién le envías más mensajes. Un fantasma muy, muy indiscreto.
