Instagram, la red de fotografía móvil más popular del mundo, acaba de incorporar su mayor revolución desde sus inicios: el vídeo. La red social de los filtros, que ha perfilado una nueva manera de ver las imágenes, tiene ya una nueva versión que permite elegir entre tomar y editar fotos, o grabar o editar vídeos. Se instala como una actualización desde la aplicación actual.
Son grabaciones de 15 segundos, a las que se aplican filtros, como en las fotos, y que se pueden compartir y comentar como hasta ahora. Se trata de un simple botón que permite escoger en las funciones de la cámara del teléfono y que puede incluso realizar autograbaciones, porque admite elegir entre cámara delantera y trasera del móvil.
Sin embargo, el software de Instagram mejora la cámara que tengas en tu iPhone o tu Android porque incorpora un estabilizador de imagen (el icono de la mano moviéndose), muy útil porque a los vídeos solo se les puede aplicar alguno de los 13 nuevos filtros –bastante parecidos a los que emplea la fotografía– pero no cortar, alterar o cambiar el orden de las secuencias.
Los escasos 15 segundos –que pueden ser menos– permiten que la subida de imágenes a la red sea muy fácil y rápida pero limitan mucho la acción, entre otras cosas porque no se puede pausar la grabación. Es capturar algo que se mueva y punto. Lo que sí permite es seleccionar la portada que quieres para tu vídeo de entre las imágenes.
En la red social, ahora propiedad de Facebook, ahora aparece un logo de vídeo cuando una imagen es vídeo. Porque no separan fotos de vídeos, para que la experiencia sea continua.
Como en la foto, se puede también compartir en Facebook, Twitter, Tumblr o por correo electrónico. Kevin Systrom, el fundador de la red, ya se ha apresurado a desmentir posibles bulos sobre la autoría de los vídeos o la privacidad, porque solo la gente que ya ve las fotos podrá ver los vídeos.