Una cookie (galleta, en inglés) es un pequeño texto que envía una web al navegador de un ordenador, tableta o móvil para que sea capaz de reconocerlo la próxima vez que le visite. Existen desde 1994, en los primeros tiempos de la web, y se guardan en el programa de navegación en internet. La información que contiene solo puede ser leída por la web que la envió y, en principio, es completamente anónima.
Las cookies pueden tener muchas funciones. Con cookies, una web se vuelve a mostrar en un idioma concreto o para una zona geográfica, o incluso según el modo en que la configuró el usuario.
El uso más habitual de las cookies –para lo que la utiliza Gadwoman, por ejemplo– es para hacer estadísticas sobre el uso de la web. Si la has visitado una o varias veces al día, qué apartados has visitado y cuánto tiempo te has detenido. Son datos anónimos que tienen sentido solo cuando se suman a los de otros usuarios.
Otra función de las cookies es para definir la publicidad que una web te muestra. Los anuncios pueden ser interesantes o un engorro, y para que resulten interesantes a la persona que los contempla, la web necesita saber quién es, conocer el perfil. Este perfil basado en estereotipos se obtiene de la navegación que realiza un usuario a través de páginas que, por ejemplo, pertenezcan a una misma red de anuncios.
Si la cookie envía información que detecta que un usuario visita páginas de coche, de fútbol y noticias, la central de anuncios deduce que con mucha probabilidad es un hombre y no le ofrecerá anuncios de zapatos de tacón o de compresas, por ejemplo. Y si lo hará cuando deduzca que quien la visita es una mujer. En algunos casos, la cookie permite recoger información de varias webs
También sirve para recordar quién eres cuando estás comprando u ordenando un producto. La cookie garantiza la seguridad de la transacción desde que ordenas el producto hasta que lo pagas, sin que nadie pueda interferir el proceso y, si la página está encriptada, captar los datos de la tarjeta de crédito, por ejemplo. O cuando estás en Twitter o Facebook, y quieres compartir una página de una web, cuando ya te aparecen los datos de la cuenta, es una cookie quien aporta la memoria.
Si no se aceptan las cookies la primera vez que entras en una página –la única vez que se suelen pedir–, cada vez que entres en una página será como si entraras la primera vez y tendrás que configurar las preferencias desde cero, en las páginas que la requieran. Nada más.
La Unión Europea y la legislación española exigen desde marzo del 2012 que se informe al usuario de que una web utiliza cookies y su finalidad. En Gadwoman las usamos para conocer a nuestra audiencia y saber qué les ha interesado más.
ME gusta y quiero llegar mas allá
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