Si tienes la casa llena de bombillas incandescentes –para entendernos, las de toda la vida–, ya puedes ir pensando en cambiarlas por otras de bajo consumo o de LED, porque a partir del 31 de agosto está prohibida su fabricación y venta en toda la Unión Europea.
La prohibición ha sido gradual desde el 2009, año en que se aprobó la directiva para el cambio a un modelo más sostenible. Primero comenzaron por prohibir la fabricación y distribución de lámparas de 100 watios. El 1 de septiembre de 2010 se amplió a las lámparas de 75 W y un año después, a las de 60 W, recuerda la Wikipedia. A partir del y, por último, el 1 de septiembre de 2012 se retirarán las lámparas de 40 y 25 W, lo que supondrá la aniquilación definitiva de la bombilla que inventó Edison.
Esto quiere decir que cada vez te será más difícil encontrarlas, aunque algunas tiendas todavía las venden para modelos antiguos de lámparas con las bombillas visibles. Suelen ser modelos importados desde China y de baja calidad.
Las nuevas bombillas de bajo consumo y las tipo LED están pensadas para ahorrar energía y durar más años, por lo que no es extraño que una bombilla de bajo consumo de calidad ofrezca una estimación de uso de unos 10 años con un consumo estándar. Las nuevas LED ofrecen incluso un ahorro del 85% de energía y una vida útil mucho más larga (hasta 15 años), aunque también son bastante más caras.