Los televisores con 3D son la última apuesta de la electrónica de consumo. Sus imágenes salen ópticamente del televisor para dar sensación de volumen y de una mayor inmersión en la pantalla, pero todavía necesitan de unas gafas especiales.
Como eso es un poco incómodo, algunos fabricantes han vuelto a retomar las pruebas para crear pantallas con 3D que puedan verse desde cualquier ángulo de la casa. La necesidad de situarse en un punto en un punto muy concreto ante la pantalla para poder disfrutar de la sensación de profundidad es uno de los principales inconvenientes con que se encuentra la industria y uno de los grandes peros que lamenta el consumidor.
Además, la pantalla con 3D sin necesidad de gafas es todavía muy cara para su fabricación masiva. Los actuales televisores en 3D son apenas unos 200 euros más caros que la versión sin esta función en un televisor de gama alta. Samsung ha creado un curioso modelo intermedio, que produce la sensación de profundidad a partir de imágenes planas. También Toshiba comenzará a vender televisores similares en España durante este trimestre.
Pero las gafas todavía no son universales. Cada televisor tiene su propio modelo y no se pueden intercambiar entre marcas distintas. esto hace que si te vas a casa del vecino a ver un concierto, pongamos por caso, de nada va a servir que tengas tu propio par, porque es muy posible que no sean compatibles.
Además, ante el entusiasmo inicial de las cadenas, como Tv-3, que ha hecho algunas pruebas de emisión con partidos de fútbol o la inauguración de la Sagrada Família, la poca demanda que están teniendo estos televisores ha hecho que cada vez sean menos las emisiones programadas y que el 3D se quede solo como una alternativa para la animación y la acción en los cines. Por eso, ¿estás dispuesta a ver la tele con gafas?